Conseguir la igualdad entre los sexos es tarea difícil, aunque no imposible. Con estos escritos intento equilibrar la balanza y reconocer los méritos de muchísimas mujeres a lo largo de la historia, a la vez que analizar de dónde proceden tales desigualdades y así entre todos, hombres y mujeres, mujeres y hombres, luchar por un mundo más justo.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Micromachismos encubiertos


Continúo haciendo un resumen del estudio realizado por Luis Bonino, médico psiquiatra, titulado: “Micromachismos: la violencia invisible en la pareja.”
Yo misma me sorprendo de lo que leo y de las conclusiones finales en las que afirma que estos micromachismos ejercen  efectos desbastadores  sobre las mujeres y cómo acuden a centros de salud para intentar remediar su estado. El hecho es que los síntomas son achacados a “ciertas características propias de la mujer”. En fin, os recomiendo su lectura detenidamente y si os interesa ampliar, podéis leer el original.


MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS:
Se realizan sin intención aparente, por eso son muy efectivos y pasan desapercibidos.
No utilizan la fuerza, sino el afecto, y propician actitudes que disminuyen el pensamiento y llevan a la mujer a seguir  la dirección elegida por el hombre. Esto las hace confiarse afectivamente, provocando un sentimiento de desvalimiento que favorece el descenso de la autoestima. Sus efectos son coaccionantes  y dan lugar a cambios de estado de ánimo que se manifiestan en mal humor, frialdad o estallidos de rabia sin motivo. Son desbastadores para la mujer pero resultan efectivos para que el varón mantenga su poder. Se han podido detectar los siguientes:
*      -Abuso de la capacidad femenina de cuidado a través de sus roles de madre, esposa, asistenta… Este aspecto mejora la calidad de vida del varón, sin que habitualmente quede reconocido tal sobreesfuerzo físico y emocional que a las mujeres les  resta autonomía.
*      Maternalización de la mujer. Se induce a que la mujer sea como una madre tradicional, y que su conducta se dirija al cuidado del varón, quedando en segundo plano su propio desarrollo personal o laboral.
*      Delegación del trabajo del cuidado de los demás. Ante la creencia de que lo doméstico es patrimonio femenino, será ella quien resulte encargada de cuidar a la pareja, los hijos y los vínculos afectivos, incluso los de él. (suegros, suegras…) Así el varón no carga con ese trabajo que resulta ineludible, pero que supone un deterioro emocional y físico para ella.
*      Requerimientos abusivos solapados.  Son pedidos "mudos"  en los que la mujer actúa sin percatarse que lo hace por coacción. Sirva de ejemplo el papel de niño tirano que representa los varones cuando enferman, o el cuidado de los animales domésticos, exigencias de  comidas, horarios o silencios…
*      Creación de falta de intimidad y no expresión de sentimientos: Este es un recurso de dominación utilizado habitualmente. Son maniobras de alejamiento que “evitan el riesgo de perder poder y quedar a merced de la mujer, más experta habitualmente en el manejo de las relaciones de cercanía[1]  Este hecho se puede observar en las siguientes actitudes:
         Silencios. Se impone el no diálogo, no sentirse obligado a dar explicaciones, algo que solo se pueden permitir los que tienen poder. La mujer debe girar a su alrededor para detectar cuándo estará disponible.  “La insistencia de la mujer muchas veces es vivida por el varón como una persecución que él niega haber originado.” Algunas de sus formas son: encerrarse en sí mismo, no contestar, responder con monosílabos, no preguntar, no escuchar…en definitiva, evitar decir las cosas que se piensan, oponerse a cambios solicitados o que no sabe qué hacer para ganar la partida.
         Aislamiento: Se trata de encerrarse en algún espacio de la casa o en alguna actividad, a veces el requerimiento de información por parte de la mujer es recibida con frases de enfado: ¡déjame en paz!, ¡estoy ocupado!, ¡no me vengas con problemas!, ¡no me presiones!, ¡nunca estás conforme!, ¡no me organices!, ¡lo hago a mi modo!, ¡estoy todo el día trabajando y quiero paz! Muchas de estas expresiones suelen finalizarse con un ¡me tienes harto! La secuencia: aislamiento-frases con ira-más aislamiento, suele ser muy frecuente.
*      No reconocimiento de la valía de las mujeres y no prestar atención a sus necesidades, valores o derechos, lo que conduce a una necesidad de afecto. Esto provoca una sobrevaloración de las pocas muestras de cariño que brinda el varón “ya que lo escaso suele vivirse como valioso[2] . Un ejemplo es la frase: Si sabes que te quiero (o que aprecio lo que haces), ¿para qué precisas que te lo diga?

*      Inclusión invasiva de terceros (amigos, reuniones y actividades) Con esta maniobra dejan de existir espacios de intimidad y a veces se acusa a la mujer de ser poco sociable.
*      Comunicación defensiva -ofensiva, utilizada más bien para imponer que para negociar.
*      Engaños y mentiras, usadas para no perder su poder de decisión: incumplir promesas, negar lo evidente, infidelidades, ofrecer lo que no se está dispuesto a dar (comprensión y colaboración)…Estas estrategias dan poder al varón en tanto que impiden un acceso igualitario a la información.
*      Desautorización, basada en la creencia de que la razón es monopolio del varón. Presuponen un derecho a menosprecias y conducen a inferiorizar a la mujer a través de desvalorizaciones que hacen mella en la autoestima femenina. Entre las observadas podemos decir las siguientes:
         Descalificaciones hacia la mujer, no dándole el derecho a ser valorada a menos que obedezca las “razones” del varón, y haga lo correcto según él. Como ejemplo, vale el restar importancia y seriedad a las opiniones femeninas, definir como negativos cambios positivos o desvalorizar cualquier transgresión del rol tradicional femenino.
*      Terrorismo misógino. Se trata de hacer comentarios descalificadores inesperados en público, utilizando la sospecha o la culpabilidad y que dejan indefensa y confusa a la mujer: recordatorios de las "tareas femeninas" no realizadas, comentarios descalificadores del éxito femenino…
*      Autoalabanzas y autoadjudicaciones: Se hipervalora lo que hace y aporta el varón y se autoadjudica espacios, objetos o tiempos que se niegan a la mujer. Ej:
No dejarse enseñar por la mujer, autoadjudicarse el coche más grande de la casa…
*      Paternalismo: Con esta maniobra se enmascara la posesividad y el autoritarismo, haciendo “por” y no “con” la mujer e intentando aniñarla para poder controlarla y evitar que sea autónoma.
*      Manipulación emocional donde el varón utiliza el afecto para el control de la relación, no para el intercambio, emitiendo mensajes que generan inseguridad y dependencia en la mujer.
·         Culpabilización: se apela al no desempeñar correctamente su rol de esposa o madre, basada en la creencia de que lo que debe hacer está definido y ella será la culpable por naturaleza. Así se acusa a la mujer de cualquier disfunción familiar, de disfrutar con otras personas que no sea su compañero afectivo, culparla de lo que a él le pasa, etc…
·         Dobles mensajes afectivos: Se emiten mensajes de afecto con un fin manipulativo, dejando a la mujer sin posibilidad de reacción: si los acepta es manipulada, si no, es culpada de no ser afectuosa.
·         Enfurruñamiento. Son acciones que no gustan al varón y a las que no puede oponerse con argumentos racionales. Ej Puede decir con cara de enfado “A mí no me importa que salgas sola “cuando esta decide salir sin él, pero que la hace sentirse culpable.
*      Autoindulgencia y autojustificación frente a las tareas o actividades que promueven la igualdad. Ocupaciones que al no hacerlas él, obligan a ser realizadas por ella, como el cuidado de personas y de la casa. El varón pretende dejar claro que esas no son sus responsabilidades. Un “no tengo tiempo” “no puedo cambiar, los hombres somos así” “es imposible para mí” en realidad están llevando a un “¿Para qué quieres que cambie, si yo estoy bien?”
*      Impericia y olvidos selectivos: Para evitar responsabilidades se declarará inexperto en tareas y manejo de aparatos del hogar, limpiar la cocina, manejar la lavadora…Igualmente presentará desmemoria para tareas que hace por imposición, no comprar alimentos o regalos, citas médicas…
*      Comparaciones ventajosas alegando que hay hombres peores que él y por tanto no debería quejarse.
*      Seudoimplicación doméstica: Es frecuente en varones progresistas que actúan como “ayudante” de la mujer, asumiendo las tareas menos engorrosas.
*      Minusvaloración de los propios errores y tachando a la mujer de exagerada en sus preocupaciones por las cosas y las personas.

Dejo para una última entrega los Micromachismos de crisis y las conclusiones. Si habéis llegado hasta aquí, gracias.






[1]  (Weingarten, 1991) Citado por L. Bonino.

[2] (Benard y Schiaffer, 1990).Citado por L. Bonino.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Micromachismos coercitivos

El médico psiquiatra y psicoterapeuta que ha realizado esta investigación: Luís Bonino, ha detectado diversos tipos de micromachismos y cómo actúan negativamente en la salud psicofísica de la mujer. Es cierto que no todos los hombres actúan de la misma forma, las mujeres tampoco, pero con el fin de estudiarlos se establece una clasificación que engloba algunos de los actos micromachistas que se detectan a través de la experiencia. He aquí los tres tipos establecidos:

  1-  Coercitivos o directos, 
  2-Encubiertos o indirectos y 
  3-De crisis.

Como el artículo es extenso en esta entrada solo abordaré el punto 1



MICROMACHISMOS COERCITIVOS O DIRECTOS : es cuando se usa la fuerza moral, psíquica, económica o de personalidad para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad o expoliar su pensamiento, su espacio o su tiempo, restringiendo la capacidad de decisión.
La acción se ejerce cuando se provoca en la mujer un sentimiento de derrota, y percibe la falta de capacidad para defender sus propias decisiones o razones. Esto promueve la desconfianza en sí mismas y la disminución de la autoestima.
Algunos actos son:
Intimidación: situada  en el límite entre la violencia psicológica y los micromachismos usuales. Se trata de atemorizar, dando indicios de que si no se obedece podría “pasar algo”. Una mirada, el tono de voz o cualquier indicador gestual leve,  puede servir para su propósito: atemorizar.
Control del dinero: Este micromachismo se basa en la creencia de que el dinero es patrimonio masculino y se presenta de varios modos.
            - No información sobre usos del dinero común
    -Control de gastos y exigencias de detalles, lo que obliga a la mujer a pedir.
    - Negación del valor económico que supone el trabajo doméstico, cuidado y crianza de hijos o personas.
   No participación en lo doméstico. Será la mujer quien se hace cargo del cuidado de algo común, soportando esta sobrecarga que el varón justifica por su rol de proveedor.
     Abuso y uso del espacio físico y del tiempo. La no negociación de espacios y tareas comunes da lugar a situaciones no deseables para las mujeres. Algunas actitudes se muestran en estos ejemplos:
      -El hombre suele monopolizar el televisor o el mando a distancia o puede ocupar con sus piernas todo el espacio interior de la mesa.
    -El tiempo libre del varón se consigue a costa de la sobrecarga laboral de la mujer, lo cual,  produce malestar psicofísico que lleva a consultar al médico. Pero como su causa no es visible, este malestar se suele atribuir a ciertas características femeninas. Los efectos son ventajosos para el hombre, pero solo a corto plazo ya que en la relación la mujer se convierte en adversaria, impidiendo el vínculo como compañera y no asegurando su afecto. El control solo genera resentimiento y a veces obediencia.
Imposición de la intimidad: consiste en un acercamiento cuando el varón desea y no se molesta en negociar movimientos hacia la intimidad.
 Apelación a la lógica varonil: se trata de imponer ideas conductas o elecciones desfavorables para la mujer, sin tener en cuenta sus sentimientos ni otras alternativas o razones. Se usa por ejemplo a la hora de decidir el lugar de vacaciones.
 Toma o abandono repentino del mando de la situación: se trata de decidir sin consultar, anular o no tener en cuenta las decisiones de la mujer en situaciones que la involucran, basado en la creencia que es el varón el único que las puede tomar. Como ejemplo pueden servir las invitaciones en el último momento de jefes, parientes...etc.

Hasta aquí el resumen de estos micromachismos que por supuesto podéis ampliar con el texto original.